El día 1 de Abril, Domingo de Ramos, se abre la veda en los ríos de León, salvo en el Cares y Sella

El próximo día uno de abril, coincidiendo con el inicio de la Semana Santa, los ríos de León abrirán la veda de la trucha, todos salvo el Cares y el Sella considerados de alta montaña y que no abrirán hasta el veinte de mayo. Los casi tres mil kilómetros de ríos y arroyos trucheros con que cuenta la provincia pertenecen mayoritariamente a dos cuencas, la del Duero y la del Sil que a su vez es afluente del Miño. En la cordillera Cantábrica y montes de León nacen los ríos que vierten al Duero y que, en su gran mayoría son de naturaleza caliza. La totalidad son trucheros con inmejorables condiciones para albergar buenas poblaciones de este salmónido.

Los de la cuenca del Sil son de características diferentes, de aguas mas cálidas y maduración mas temprana. Unos y otros han sufrido en los últimos años importantes agresiones antrópicas tanto en sus cauces arrasados por extracciones de áridos e invasiones del lecho de inundación, como en sus aguas contaminadas por vertidos de todo tipo. Las poblaciones trucheras, que no hace muchos años gozaban de excelente salud, se han visto considerablemente mermadas.

La afamada trucha leonesa lleva pescándose desde tiempo inmemorial, utilizando para ello todo tipo de artes y técnicas. Alejadas del mar las tierras de León tenían en los ríos una fuente casi inagotable de pescado del que ya dan cuenta las crónicas romanas o medievales, cuando eran pieza codiciada en los mercados de la Catedral. Los propios canónigos disfrutaban del derecho reconocido de ser los primeros en adquirir el preciado manjar. Resulta difícil cuantificar los kilos de trucha común que podrían salir del río en aquellos tiempos, pero con absoluta seguridad muchos mas que ahora. La productividad de las aguas silíceas es una de las mayores de Europa, con casi 0,5 individuos por metro cuadrado, cifra que se duplica en las aguas calizas. El hecho de que la trucha se alimente preferentemente de insectos, cuyo caparazón contiene gran proporción de calcio, produce este efecto.

La capacidad de regeneración que tienen las aguas de ríos como el Torío, Órbigo o Curueño es impresionante. Pero también otros cauces menos alcalinos, como el río Cabrera o el Valcarce disfrutan de una gran capacidad de cría si bien no tanta de desarrollo posterior. Las grandes truchas han atraído y siguen atrayendo hacia León a los aficionados de toda España y aun del extranjero, pese a que la riqueza apenas es un reflejo de aquella de antaño como puede testimoniar cualquier pescador veterano.

De acuerdo con la normativa las aguas trucheras se clasifican de diferente forma. En las zonas libres es posible pescar sin otro requisito que la licencia autonómica. Puede capturarse un máximo de cuatro truchas mayores de 21 cms. en cada jornada de pesca. Como norma general el lunes es día inhábil y el jueves se pesca sin muerte. También existen tramos libres sin muerte en casi todos los ríos en que se puede pescar libremente con determinadas limitaciones referidas al uso de señuelos y anzuelos desprovistos de arponcillo. Para pescar en los cotos es preciso disponer del correspondiente permiso. Este se obtiene previa solicitud tras un complicado proceso de tramitación. Es precisamente la burocracia que se precisa para conseguir los permisos uno de los principales inconvenientes a la hora de atraer a los turistas.

La provincia dispone de 38 acotados incluidos los tres intensivos. Cada pescador puede acceder a un número limitado de permisos en fechas concretas de acuerdo con su suerte en el sorteo. Existen además vedados, casi todos ellos en cabeceras o zonas de especial protección donde no se permite la práctica de la pesca, reservándolos para facilitar la regeneración de la trucha autóctona, ya que en los cursos medios y bajos se efectúan repoblaciones.

La gestión que la Junta de Castilla y León desarrolla con respecto a la pesca choca en ocasiones con otros intereses sobre las aguas que administran las Confederaciones Hidrográficas. En líneas generales puede decirse que dicha gestión es manifiestamente mejorable en ambos casos. Cambiar la situación será una tarea ardua, pero necesaria si se quiere aprovechar el potencial turístico y deportivo de los ríos de León.